En Semana Santa y en un país predominantemente católico como el nuestro, comer carne es casi impensable. Pero esto no es impedimento para el peruano creativo que de todas formas busca satisfacer su paladar con algún delicioso platillo. Pues si algo tenemos en común es que a cualquier hora, momento y lugar, la comida es nuestra principal religión.
No se sabe exactamente desde cuándo inició esta costumbre de no comer carne en Semana Santa, no hay algún dato o escrito que nos lo confirme. Según David Vilchis, fundador del Seminario de Intersecciones de lo religioso, la confusión sobre el inicio y antigüedad de esta práctica siempre está presente. Solo se asume como una tradición católica inculcada dentro de la familia y la sociedad desde el nacimiento, pues “la abstinencia es una de las prácticas más antiguas en las tradiciones de la Iglesia y es una cuestión de costumbre”, comenta.
Año tras año, cuando llega el ansiado feriado largo, los peruanos dejan de lado la carne, la simbolización del cuerpo de Cristo. En este fin de semana, donde lo primordial debería ser la reflexión, la comida se abre paso y también toma su protagonismo. Pues el tener que abstenerse de comer carne no dificulta que el peruano pueda disfrutar de deliciosos platos como ya es costumbre.
Uno de los clásicos, el plato bandera cuando de comida marina se trata, el ceviche. Hecho a base de pescado y limón, con unos toques de ají al gusto porque no hay buen ceviche sin ese picante que lo caracteriza. Acompañado indudablemente con sus rodajas de camote y su canchita tostada. Adornado con lechuga fresca, y en algunas ocasiones con los gloriosos chifles que se alzan victoriosos en los bordes del emplatado. Es de los platos más consumidos, a pesar que el precio de su materia prima, el pescado, puedes incrementar hasta en un 50% en estos días festivos, indicó el administrador del terminal pesquero de Víctor Larco, Carlos Arana.
En cualquiera de sus variaciones, es una muy buena opción para disfrutar en esta época del año. Incluso es conocido por ser uno de esos platos “levanta muertos” que harán resucitar a cualquiera antes del tercer día de esta “semana tranca”.
Viajando hasta los andes, se podrá encontrar el emblemático chupe de camarones. Un manjar donde los protagonistas son, por supuesto, los camarones. Las habas, el arroz, el choclo, huevo y queso son los acompañantes del personaje principal en este plato rojizo tan característico de la ciudad blanca.
Un dato interesante, es que si bien este chupe se cocina en distintas partes del Perú, el favorito sin duda es el arequipeño. Según el experto en gastronomía Alberto Ruiz Rosas, esto se debe a los grandes camarones de río con los que cocinan este plato, lo que los diferencia de cualquier otra región. Es una gran opción aprovechar esta oportunidad e ir a visitar la hermosa ciudad blanca para degustar su riquísimo chupe de camarones. Pues como dicen muchos en la cultura popular, "el chupe de camarones es buenísimo, pero si es arequipeño es mejor".
Si se busca aprovechar este tiempo y probar algún platillo de la Amazonía, la Patarashca es una candidata. Un plato muy consumido en Pucallpa, sobre todo en el Viernes Santo. Puede cocinarse con distintas carnes, pero el más utilizado es el pescado. Relleno de ajíes dulces, cebolla y culantro. Es cocinado a la parrilla, envuelto en hojas de bijao junto a otros vegetales que le hacen compañía para derivar en tan exquisito sabor.
La Patarashca también es ideal también para aquellos cansados de consumir pescado en esta semana católica, para los aventureros gastronómicos. En una de sus variaciones, el pescado es reemplazado por el famoso “gusano de la selva”, el suri, llamando a satisfacer la curiosidad de los amantes de la comida exótica. No hay excusa para no probar este sorprendente plato.
La cantidad de opciones que existen para comer en un país fanático del arte culinario como Perú es infinita. Sería imposible mencionarlas todas en este texto, por lo que solo aparecen las más características. Sin embargo, uno siempre es libre de aventurarse a probar y buscar el plato que más se adapte a sus antojos y paladar. Es posible darse un gustito en esta Semana Santa, que la falta de carne no es obstáculo para disfrutar de una buena comida. ¡Provecho!
Por: Ariana Villarreal
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