Perú en su diversidad gastronómica tiene variedad de platillos, y entre ellos uno de los más emblemáticos es: La Pachamanca, catalogado el 2003 como Patrimonio Cultural de la Nación.
La Pachamanca no es solo un plato. Es un ritual de agradecimiento de la madre tierra y a las divinidades de la mitología Incaica por la buena cosecha y la fertilidad de las tierras. El nombre proviene de dos palabras en quechua, pacha, que significa “tierra” y manca, que significa “olla”, por lo tanto se le denomina “La olla de la tierra”. Nació en la cultura Wari en Perú entre los años 500 y 1100. Inicialmente esta cultura lo usaba como técnica para conservar y preparar los alimentos.
Con el pasar del tiempo la manera de preparar fue cambiando y evolucionando, adaptando la sazón dependiendo la región. Actualmente, este platillo se puede disfrutar en zonas como: Ayacucho, Junín, Huancavelica y Huánuco.
En la sierra, esta festividad cuenta con una madrina y un padrino quienes ponen flores, una cruz en la comida enterrada y luego proceden a consumir el banquete en una fiesta junto a los invitados.
“Lo que más me gustaba era cuando mi familia se juntaba y compartía la pachamanca, estábamos todos juntos, nadie se escapaba, era un bonito momento familiar” declara Dora Vásquez, huancaína de nacimiento, crecida en Orcotuna con 86 años que transmitió este ritual a sus hijos.
Hay que tener en cuenta que existe el “Día Nacional de la Pachamanca” que se celebra el primer domingo de febrero, con el fin de conmemorar la relevancia de este plato ancestral y la unión que genera entre las comunidades del Perú.
Por: Carlos Chávez
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